El polifuncional Mauricio Luján sufrió durante los años 2003 y 2004 dos suspensiones de un año por intento de agresiones contra dos árbitros.
En marzo de 2003, el futbolista integró el plantel de San Lorenzo de Alem en el Torneo Argentino “B” 2002/2003 y ‘se la saltó la cadena’ ante el árbitro Miguel Altamirano (de la Liga de Frías). El intento de agresión fue reprendido con un parate obligado de un año de parte del Consejo Federal de AFA.
Meses después de volver de la suspensión, en agosto de 2004, Luján perdió nuevamente los estribos. Ahora, jugando con la casaca de Estudiantes de La Tablada, el intento de agresión fue ante Omar Vaquel y derivó en una sanción del Tribunal de Disciplina de la Liga Catamarqueña de Fútbol.
El carácter explosivo de Luján le jugó dos malas pasadas que recibieron duros castigos.
lunes, 22 de marzo de 2010
viernes, 19 de marzo de 2010
Correa, como presidente... arbitró y se fue
En setiembre de 1921, el Presidente de la Liga Catamarqueña de Fútbol, Dr. Armando Correa, se ‘puso’ los cortos y dirigió un encuentro del certamen local. La decisión del dirigente se originó en la falta de árbitros, que durante la temporada ocasionaron la suspensión de varios compromisos. Lamentablemente, las protestas ‘en forma inculta’ (según los diarios de esos años) derivaron en que Correa presentara la renuncia como máxima autoridad liguista y fuera sucedido por Claudio Zárate, vicepresidente hasta este momento.
miércoles, 17 de marzo de 2010
José Dionisio Rivera, en El Gráfico
En la edición del 27 de noviembre de 1926, la revista El Gráfico dio a conocer una encuesta que elaboró para conocer cual era el futbolista más popular de cada provincia y en Catamarca el que ‘más simpatías’ generó fue José Dionisio Rivera, defensor de Independiente, y segundo se ubicó Osvaldo Rumbo, arquero de Racing.
De Rivera, las crónicas de la época decían: “es un zaguero notable, el mejor jugador de defensa que posee el deporte local”; mientras que de Rumbo, indicaban: “guardavalla joven, arrojado, seguro y hábil, pero demasiado ‘petit’ de físico”.
De Rivera, las crónicas de la época decían: “es un zaguero notable, el mejor jugador de defensa que posee el deporte local”; mientras que de Rumbo, indicaban: “guardavalla joven, arrojado, seguro y hábil, pero demasiado ‘petit’ de físico”.
martes, 16 de marzo de 2010
“Lechuza” Córdoba… lució su estilo de juego
Transcurrieron muchos años, dos décadas, diría, en los cuales veía y admiraba el prolijo estilo de juego de un buen futbolista que se destacó, especialmente, defendiendo los colores de dos equipos de primera división que intervenía en los torneos de la Liga Catamarqueña.
Amigo lector, en esta oportunidad me referiré a ese recordado marcador de punta que se consagró cuando integraba los primeros equipos de Tesorieri, San Lorenzo de Alem y Seleccionado de Fútbol de nuestra Provincia: Alberto Victorino Córdoba. Este muchacho bueno, leal compañero y amigo, respondía a un cariñoso mote con que se lo identificaba en el ambiente futbolero de nuestro medio: “El lechuza” Córdoba, cabe aclarar que ese apodo nada tiene que ver con la figura del animalito nocturno, sino que a él no le gustaban los “bullicios” y “alborotos”, ni hacer callar a nadie, se muestra como un hombre sereno y amante de la paz. Este sobrio jugador cumplió una campaña deportiva digna de elogios. Sus inicios con la de “gajos” se produjo en plena niñez, en su incipiente juventud. Jugaba en aquel equipo de Correos y Telecomunicaciones que también participaba en los campeonatos de la liga local. Su actuación en dicho equipo fue efímera, en poco tiempo, posteriormente un amigo suyo –gran personaje del barrio, el “Pepitero” Molina- le propuso incorporarlo a la segunda división del club Obras Sanitarias que, en ese entonces, también estaba afiliado a la Liga local, jugó en un breve período. Posteriormente viajó a la Metrópoli, a la gran “urbe”, y a través de serios contactos logró ingresar a las filas del Club Chacarita Juniors (los “funebreros”). Allí conoció a ese erudito de buen fútbol, al director técnico de las divisiones inferiores que fue don Jim López. En esa institución aprendió técnica para consolidar su juego, razones que le valieron el aprecio y la consideración del entrenador. Lógicamente que en el fútbol profesional existen serias reglas de juego que se deben cumplir a rajatabla, haciéndose extensivo hasta las divisiones inferiores, severo entrenamiento y cuidado personal son algunas de las obligaciones que debe observar quien pretenda triunfar en el fútbol grande. Estas normas fueron cumplimentadas por nuestro entrevistado mientras estuvo en el club de referencia. No obstante ello, el recuerdo de sus seres queridos y la nostalgia de sus amigos y compañeros que quedaron en Catamarca, los “picados” en la canchita del “arroyo”, fueron suficientes motivos valederos para disponer el retorno a su tierra querida, quizás, en esa decisión se acordó de la letra y música de la zamba de don Polo Giménez: “…volvamos pa' Catamarca…”.
Producido el retorno a nuestra provincia, se incorporó al club de sus “amores”, el Américo Tesorieri, donde cumplió una brillante campaña; tuvo compañeros a verdaderos cracks como lo fueron: el “Ratón” Nieto, “Quito” Cuello, René Juárez, el “Oreja” Pérez, “Agayoba” Iriarte, el “Piji” Villafañe, Martín Jodar, “Chacarero” Varela, Lindes, y otros.
Poco tiempo después, San Lorenzo de Alem lo invitó a formar parte del primer equipo contando con el pase previo. En 1969 ganaron el campeonato de ascenso a 1ra. división cumpliendo una memorable campaña. Esa escuadra estaba compuesta por: Miguel Cancino, “Nene” Medina, “Jabalí” González, “Motoneta” Toloza, “Bolsa” Bazán”, “Changuito” Bracamonte, Moya, el “Arazana” Brizuela, “Gallego” Frías, “Perro” Parodi, y otros. Como DT condujo al equipo de los “Alemanes de los ojos azules” (apodo que le puso aquel alegre personaje del barrio: el “Bochinche” Segura)- a la obtención del petit torneo para intervenir -más tarde- en el campeonato regional que hacía disputar la AFA. Cabe recordar que este inquieto y entusiasta deportista también supo dirigir a la primera división del Club Atlético Independiente de San Antonio de la Liga Chacarera. Pero la nota más saliente de su trayectoria como jugador de fútbol -estimo- se concretó cuando fue convocado por las autoridades de la Liga Catamarqueña para integrar su primer equipo representativo junto a: “Palito” Guzmán, Alberto Rodríguez, “Mortadela” Burgos, “Poroto” Cuello, “Lucho” Toloza, René Juárez, Reyes Moreno, Osmar Rodríguez, Oscar Agüero, “Coyoyo” Vega y el “Loco” Ríos. ¡Qué “Nenes! ¡Cuánta categoría junta! Estilo del “Lechuza” Córdoba, como yo lo vi.
El puesto donde más brilló en todos los equipos en que jugó fue el de marcador de punta izquierda; tenía un físico bien formado, trabajado, con mucha gimnasia de por medio, de potente shot, “pícaro” en el anticipo y quite de pelota, de rápida recuperación. Con el correr de la lucha, se convertía en un elemento de constante apoyo a sus delanteros y “rueda” de auxilio para el compañero en apuros, enemigo de la gambeta, prefería hacer la jugada del recordado Luisito Pentrelli: del “toco y me voy”, creando nuevos espacios; fue un magnífico defensor. Dejado el fútbol, la Liga Catamarqueña de Fútbol le brindó una distinción plasmada en un hermoso diploma que reza: “1916 – 1997. Diploma de honor. Distinción al señor Alberto Victorino Córdoba, quien actuó como jugador en el Club Deportivo Américo Tesorieri período años 1960-1970. S.F.V.Catamarca, 19.07.97. Firmado: Lic. Ramón R. Maizá – Secretario, Arq. Fernando Rivera- Presidente". ¡Algo para recordar! ¡Imposible olvidar!
El día sábado 20.02.10 mantuvimos una cordial entrevista, donde le requerimos algunas opiniones respecto del futbol actual de nuestro medio, y esto nos dijo: “Nuestro fútbol está pasando por un momento difícil; hoy se recurre a técnicos foráneos para dirigir a equipos de 1ra. División para mejorar el rendimiento, los resultados están a la vista, nada positivo se consigue, no hay planificación ni material suficiente, llámese balones, botines, canchas para la práctica del juego, todos convergen en el estadio de la Liga, así no se puede”. Seguidamente sentenció: “Ocurre algo muy grave, no se atiende como es debido a los chicos de las divisiones inferiores; los clubes se conforman con armar sus equipos y mandarlos a competir, no se sabe si los pibes están aptos de salud para la práctica del juego que los apasiona”. ”Hoy ya casi no se juega al fútbol ni se protege al jugador habilidoso, ahora se recurre a la violencia, a 'meter' y 'pegar patadas', y para colmo de los malos ejemplos, los jugadores reclaman constantemente, con gestos repudiables, e insultan a los árbitros por los fallos sancionados, ¿esto se puede tolerar? Rotundamente digo ¡No! ¡Cuánto te extraño Castrilli!”.
Finalizando esta breve entrevista, “El lechuza” Córdoba nos pide hagamos público el reconocimiento a jugadores que, con sus honestos procederes, enaltecieron esta hermosa disciplina deportiva: “Carlitos López, Luisito Suárez, 'Tigre' Díaz, 'Yareta' Salcedo, 'Chueco' Ávalos, 'Palanganita' Oliva, 'Quito' Cuello, Libio Bustamante, y una especial recordación a ese grande del futbol de Los Ejidos: el 'CHULO' GRIMA”, algunos ya no están en este mundo. En tal sentido le quiero recordar a este buen amigo que el suscripto, por medio de EL ANCASTI ya le hizo, en su oportunidad, a cada uno de ellos –excepto a Grima- el homenaje “in vitam” y que en nada desmerece ni subestima, la sentida evocación de “Cordobita”.
Coincido totalmente con las reflexiones expresadas por este correcto futbolista.
José “Pepe” Bustos
Diario El Ancasti, 16 de marzo de 2010
Amigo lector, en esta oportunidad me referiré a ese recordado marcador de punta que se consagró cuando integraba los primeros equipos de Tesorieri, San Lorenzo de Alem y Seleccionado de Fútbol de nuestra Provincia: Alberto Victorino Córdoba. Este muchacho bueno, leal compañero y amigo, respondía a un cariñoso mote con que se lo identificaba en el ambiente futbolero de nuestro medio: “El lechuza” Córdoba, cabe aclarar que ese apodo nada tiene que ver con la figura del animalito nocturno, sino que a él no le gustaban los “bullicios” y “alborotos”, ni hacer callar a nadie, se muestra como un hombre sereno y amante de la paz. Este sobrio jugador cumplió una campaña deportiva digna de elogios. Sus inicios con la de “gajos” se produjo en plena niñez, en su incipiente juventud. Jugaba en aquel equipo de Correos y Telecomunicaciones que también participaba en los campeonatos de la liga local. Su actuación en dicho equipo fue efímera, en poco tiempo, posteriormente un amigo suyo –gran personaje del barrio, el “Pepitero” Molina- le propuso incorporarlo a la segunda división del club Obras Sanitarias que, en ese entonces, también estaba afiliado a la Liga local, jugó en un breve período. Posteriormente viajó a la Metrópoli, a la gran “urbe”, y a través de serios contactos logró ingresar a las filas del Club Chacarita Juniors (los “funebreros”). Allí conoció a ese erudito de buen fútbol, al director técnico de las divisiones inferiores que fue don Jim López. En esa institución aprendió técnica para consolidar su juego, razones que le valieron el aprecio y la consideración del entrenador. Lógicamente que en el fútbol profesional existen serias reglas de juego que se deben cumplir a rajatabla, haciéndose extensivo hasta las divisiones inferiores, severo entrenamiento y cuidado personal son algunas de las obligaciones que debe observar quien pretenda triunfar en el fútbol grande. Estas normas fueron cumplimentadas por nuestro entrevistado mientras estuvo en el club de referencia. No obstante ello, el recuerdo de sus seres queridos y la nostalgia de sus amigos y compañeros que quedaron en Catamarca, los “picados” en la canchita del “arroyo”, fueron suficientes motivos valederos para disponer el retorno a su tierra querida, quizás, en esa decisión se acordó de la letra y música de la zamba de don Polo Giménez: “…volvamos pa' Catamarca…”.
Producido el retorno a nuestra provincia, se incorporó al club de sus “amores”, el Américo Tesorieri, donde cumplió una brillante campaña; tuvo compañeros a verdaderos cracks como lo fueron: el “Ratón” Nieto, “Quito” Cuello, René Juárez, el “Oreja” Pérez, “Agayoba” Iriarte, el “Piji” Villafañe, Martín Jodar, “Chacarero” Varela, Lindes, y otros.
Poco tiempo después, San Lorenzo de Alem lo invitó a formar parte del primer equipo contando con el pase previo. En 1969 ganaron el campeonato de ascenso a 1ra. división cumpliendo una memorable campaña. Esa escuadra estaba compuesta por: Miguel Cancino, “Nene” Medina, “Jabalí” González, “Motoneta” Toloza, “Bolsa” Bazán”, “Changuito” Bracamonte, Moya, el “Arazana” Brizuela, “Gallego” Frías, “Perro” Parodi, y otros. Como DT condujo al equipo de los “Alemanes de los ojos azules” (apodo que le puso aquel alegre personaje del barrio: el “Bochinche” Segura)- a la obtención del petit torneo para intervenir -más tarde- en el campeonato regional que hacía disputar la AFA. Cabe recordar que este inquieto y entusiasta deportista también supo dirigir a la primera división del Club Atlético Independiente de San Antonio de la Liga Chacarera. Pero la nota más saliente de su trayectoria como jugador de fútbol -estimo- se concretó cuando fue convocado por las autoridades de la Liga Catamarqueña para integrar su primer equipo representativo junto a: “Palito” Guzmán, Alberto Rodríguez, “Mortadela” Burgos, “Poroto” Cuello, “Lucho” Toloza, René Juárez, Reyes Moreno, Osmar Rodríguez, Oscar Agüero, “Coyoyo” Vega y el “Loco” Ríos. ¡Qué “Nenes! ¡Cuánta categoría junta! Estilo del “Lechuza” Córdoba, como yo lo vi.
El puesto donde más brilló en todos los equipos en que jugó fue el de marcador de punta izquierda; tenía un físico bien formado, trabajado, con mucha gimnasia de por medio, de potente shot, “pícaro” en el anticipo y quite de pelota, de rápida recuperación. Con el correr de la lucha, se convertía en un elemento de constante apoyo a sus delanteros y “rueda” de auxilio para el compañero en apuros, enemigo de la gambeta, prefería hacer la jugada del recordado Luisito Pentrelli: del “toco y me voy”, creando nuevos espacios; fue un magnífico defensor. Dejado el fútbol, la Liga Catamarqueña de Fútbol le brindó una distinción plasmada en un hermoso diploma que reza: “1916 – 1997. Diploma de honor. Distinción al señor Alberto Victorino Córdoba, quien actuó como jugador en el Club Deportivo Américo Tesorieri período años 1960-1970. S.F.V.Catamarca, 19.07.97. Firmado: Lic. Ramón R. Maizá – Secretario, Arq. Fernando Rivera- Presidente". ¡Algo para recordar! ¡Imposible olvidar!
El día sábado 20.02.10 mantuvimos una cordial entrevista, donde le requerimos algunas opiniones respecto del futbol actual de nuestro medio, y esto nos dijo: “Nuestro fútbol está pasando por un momento difícil; hoy se recurre a técnicos foráneos para dirigir a equipos de 1ra. División para mejorar el rendimiento, los resultados están a la vista, nada positivo se consigue, no hay planificación ni material suficiente, llámese balones, botines, canchas para la práctica del juego, todos convergen en el estadio de la Liga, así no se puede”. Seguidamente sentenció: “Ocurre algo muy grave, no se atiende como es debido a los chicos de las divisiones inferiores; los clubes se conforman con armar sus equipos y mandarlos a competir, no se sabe si los pibes están aptos de salud para la práctica del juego que los apasiona”. ”Hoy ya casi no se juega al fútbol ni se protege al jugador habilidoso, ahora se recurre a la violencia, a 'meter' y 'pegar patadas', y para colmo de los malos ejemplos, los jugadores reclaman constantemente, con gestos repudiables, e insultan a los árbitros por los fallos sancionados, ¿esto se puede tolerar? Rotundamente digo ¡No! ¡Cuánto te extraño Castrilli!”.
Finalizando esta breve entrevista, “El lechuza” Córdoba nos pide hagamos público el reconocimiento a jugadores que, con sus honestos procederes, enaltecieron esta hermosa disciplina deportiva: “Carlitos López, Luisito Suárez, 'Tigre' Díaz, 'Yareta' Salcedo, 'Chueco' Ávalos, 'Palanganita' Oliva, 'Quito' Cuello, Libio Bustamante, y una especial recordación a ese grande del futbol de Los Ejidos: el 'CHULO' GRIMA”, algunos ya no están en este mundo. En tal sentido le quiero recordar a este buen amigo que el suscripto, por medio de EL ANCASTI ya le hizo, en su oportunidad, a cada uno de ellos –excepto a Grima- el homenaje “in vitam” y que en nada desmerece ni subestima, la sentida evocación de “Cordobita”.
Coincido totalmente con las reflexiones expresadas por este correcto futbolista.
José “Pepe” Bustos
Diario El Ancasti, 16 de marzo de 2010
martes, 9 de marzo de 2010
"Chicho" Gerónimo el guardián del arco
Permaneció 18 años en primera división de AFA, cargando 286 partidos sobre su humanidad. Un récord de vigencia que se corporizó en Francisco Javier "Chicho" Gerónimo, un abanderado de Catamarca en el profesionalismo nacional.
Un arquero de antes, con estilo tradicional y físico corpulento (1.85 m. de altura y 74 Kg. de peso), sobrio y seguro bajo los tres palos, especialista en atajar penales y temerario, casi suicida, a la hora de evitar la caída de su portería.
Emergió futbolísticamente en filas del Atlético Sarmiento y cumplió, desde 1949, una prolongada campaña por: Platense (dos veces), San Lorenzo de Almagro, Gimnasia y Esgrima (La Plata), Nueva Chicago y Defensores de Belgrano.
Nació el 7 de noviembre de 1931 en San Fernando del Valle de Catamarca; sus padres fueron Francisco Javier (representante de productos Águila) y María Joaquina Vidal (ama de casa), y sus hermanas: María del Valle y Corina Edith.
Estudió en el Colegio Padre Ramón de la Quintana, pero "Su niñez prácticamente ha sido el fútbol", recordó Corina Edith de Ruiz, su hermana, y agregó: "No siguió sus estudios porque vivía obsesionado con el fútbol; era su pasión".
Dio sus primeros pasos futbolísticos en la "canchita" del Seminario, cerca de su casa, en interminables "picados" con amigos del barrio. "Vivía allí", acotó Corina y agregó: "siempre actuando de arquero", una vocación que nació de su predilección por guardavallas como Fernando Bello, de Independiente de Avellaneda.
Su infancia abarcó también los certámenes de baby fútbol en la vieja cancha de la Federación de Basquet, en Avda. Pte. Castillo. De allí, por su proximidad, se unió al "decano" de Catamarca: Sarmiento.
Un gol .... un título
Debutó en la 1ra. división de Sarmiento a los 15' años. La fecha: el sábado 21 de junio de 1947, en la jornada inaugural del Anual, ante Unión y en un match accidentado. Disconformes con el árbitro Segundo Vega, los jugadores "decanos" hicieron una sentada y no opusieron resistencia hasta la suspensión del juego, a los 5' del complemento. Los "patrias" ganaban 4 a 0.
Semanas más tarde, el 12 de julio, las crónicas lo elogiaban tras un amistoso ante Talleres de Córdoba: "el arquerito Gerónimo sacó pelotas en gran forma". No obstante el 6 a 1 adverso, joven y arriesgado, empezó a sobresalir en un equipo que tenía por figuras a "Yareta" Salcedo, "Pandulce" Varela y "Patón" Cardenés, entre otros.
Su vocación de arquero no impidió que festejara un gol propio. La nota peculiar se dio el 20 de julio, frente a Independiente (5-2). A los 37' de la etapa inicial se lesionó una mano y dejó la valla a E. Oviedo, pasando a actuar como wing derecho. Y sobre los 6' de la etapa decisiva, "Chicho" convirtió el que sería su único tanto en el fútbol. Precisamente él, que amaba con devoción el arco. Igualmente, actuó como delantero en otro partido más, el 26 de julio, ante Tesorieri.
Para el '48 y luego de una breve estadía en Tucumán, consiguió su primer título en Sarmiento, en el torneo Anual. El 29 de agosto, el "académico" venció a Independiente (en partido desempate) 7 a 3, y dio la vuelta olímpica ante 2.000 personas.
''Una garantía del arco sarmientista, sus intervenciones son riesgosas y aplaudidas", qué mejor definición para un próspero, a esa altura, presente deportivo. "
Goleada consagratoria
Un año después, en 1949, daría el salto de calidad durante el XX Campeonato Argentino. "Jugaba Catamarca con Mendoza y Carlos López, el arquero titular, me dio la oportunidad de actuar; perdimos, pero no obstante, gusté lo suficiente para que Platense de la AFA se interesara en mis servicios".
Fue un 13 de febrero, en cancha de Platense, y Catamarca sucumbió 10-2. "Fue el mejor de la cancha pese a los goles", dijo de su actuación el reconocido periodista Félix Fráscara, que presenció el cotejo.
De esta manera, al interés original de General Paz Juniors de Córdoba, Atlético Tucumán y del "calamar", se sumó el poderoso Boca Juniors.
Pero a pedido del técnico Jesús Ruibal, Gerónimo se quedó en Capital Federal entrenando con Platense, jugó un amistoso en Baradero y el club de Vicente López lo sumó a sus filas.
El pase -a préstamo por un año- se finiquitó el jueves 14 de abril en $2.000. y en caso de contrato definitivo, se aclaró, la entidad "porteña" tenía que abonar $8.000 más.
"Fue mi primer club profesional. Comencé en la tercera, luego pasé a reserva y finalmente '10 soñado: la primera división".
Llegó como suplente del histórico Julio Cozzi, en una temporada 49 en la cual el "calamar" finalizó 3ro. (perdió un desempate con River).
“Calamar” en los penales
Su debut se produjo a la temporada siguiente, el 5 de noviembre del '50 y ante Banfield (2-2), en la fecha 31. La entidad había separado a 7 titulares y "Chicho" defendió la portería en reemplazo de Villafáñez. "Su buena actuación impidió la obtención de nuevos goles" destacó diario La Nación.
Platense, que llegó a estar 2do. (con triunfos sucesivos sobre Independiente, Racing, River y Rosario Central), decae y finaliza 8vo. a 13 puntos de Racing, y Gerónimo completa 3 partidos. "He cumplido varias performances buenas y aunque parezca raro, las mejores han sido actuando en primera. No obstante debo seguir en reserva porque Villafáñez es un extraordinario, pero eso no me preocupa: soy joven y tengo todo un porvenir por delante".
Un año después, en 1951, el "calamar" se desprende de sus figuras: Breñaza (a River) y Báez (a Colombia).
Así y todo, inicia una gira por Italia en el mes de febrero. Enfrenta a Sampdoria (1-2), Lazio (0-6), Bologna (1-3) y Spectia (4-0). Pero la mejor actuación es ante el puntero italiano, Milan, invicto en su campo desde hacía más de 2 años. El 13 de febrero, Platense gana 3 a 2, con Gerónimo siendo figura. "Maravilló al público con sus temerarias atajadas", atesoran vetustas crónicas.
Esta excursión por el viejo continente, sin embargo, lo marginó definitivamente de la selección. Previo al viaje lo llamó el técnico Guillermo Stábile que pretendía convocarlo -como suplente- al equipo nacional. "Chicho" optó por la gira. Nunca más lo citaron.
De regreso al país, sus prestaciones crecieron y recibió el calificativo de "especialista para atajar penales (detuvo 2 ese año y 8 en su campaña afista), a la vez que se había constituido en uno de los mejores guardavallas del campeonato": Su equipo, en tanto, realizó una pobre' campaña y obtuvo un magro 13er. lugar.
En 1952, Platense hizo tina buena segunda rueda, luego de un comienzo titubeante, y culmina' noveno. Pero una fractura en el brazo izquierdo, sufrida ante Newell's, obliga a Gerónimo a descansar y anticipa su partida del club.
San Lorenzo, paso amargo
En diciembre se concreta su traspaso a San Lorenzo de Almagro y su primer encuentro oficial llega el 24 de mayo del '53 frente a Gimnasia (3-0), por la 6ta. fecha.
Con el "azulgrana", el 9 de Julio visita Catamarca goleando 6 a 3 al seleccionado de la Liga. Una particularidad de esa jornada: para la Liga actuó Guillermo Reynoso, quien años más adelante se incorporaría a San Lorenzo.
Pero su paso por el club no resultó grato. "Sólo amargos recuerdos guardo. Enfrentando al Santos de Brasil, me fracture el peroné. Postrado en cama e imposibilitado de cumplir ninguna actividad, nadie que fuera de la entidad se interesó por mi. No cobraba sueldo y le aseguro que de no haber sido por quienes son ahora mis suegros, mi carrera hubiera terminado allí mismo". Al final: sus números en el "gaucho" de Boedo: 31 partidos en dos temporadas.
Pasado este mal trance, "Chicho" se traslada a La Plata para incorporarse a uno de los hijos dilectos de la ciudad: Gimnasia y Esgrima. El 30 de abril del '55 y ante Racing (4-0), hizo su debut en la Ira. fecha del Torneo de AFA .
8 años en el "bosque” y tercero
En el "tripero" empezó a luchar contra la propensión a engordar que acumuló tras la lesión en Boedo. Lentamente se afianzó en el arco y allí, por espacio de ocho años, disfrutó de una recuperación futbolística que tuvo su punto más alto en la temporada del '62. Alternando el arco con Minoian, ese año Gimnasia logró un récord de nueve triunfos sucesivos y el título se le escurrió por muy poco. Finalizó tercero, detrás del campeón Boca y River.
Un interín lo trajo a Catamarca en el '57 invitado para jugar la final de la "Copa Intervención Federal", un cuadrangular organizado por la Asociación de Árbitros. El 6 de octubre alistó en Defensores del Norte (venció a Policial 4 a 3) y de su actuación se dijo: "taponó todos los sectores, recurriendo a sus mejores energías".
"Los hinchas y algunos dirigentes muy apegados a los triunfos, terminaron por excluirme" confesó al final de su ciclo en el "lobo". Y molesto, expresó: "tenía una propuesta de Colombia y cuando estuve en situación de aceptar, los interesados, ante la demora en la respuesta, habían optado por un colega". Su campaña incluyó las temporadas '55 al '63, con un registro de 203 partidos.
Ídolo en "Defe" de Belgrano
Con el pase en blanco, "Chicho" se fue a Nueva Chicago en la Primera "B". "Recién ahora puedo decir que me encuentro a gusto en un club: amigos y una mano siempre tendida, eso es la institución".
En el equipo de Mataderos fue designado capitán y se presentó ante Defensores de Belgrano (4-0), el 25 de abril del '64, en la fecha inicial. Se quedó tan sólo un año, totalizando 36 partidos.
Para 1965 retornó a su primer club en AFA: Platense, que acababa que ascender. De esta manera completó 36 partidos en el "calamar" contando sus dos etapas.
A la temporada siguiente y con 34 años, se incorporó a Defensores de Belgrano -lo dirigía Ángel Labruna en el ascenso. Debutó el 5 de marzo del '66, frente a Nueva Chicago (2-0), en cancha de Atlanta.
Tapizado de madurez y experiencia se convirtió rápidamente en símbolo de la institución. Fue campeón de Primera "B" en el '67 con una campaña inolvidable (de 20 partidos ganó 14), adjudicándose la zona "B" y en la finalísima, batió a Tigre por 2 a O. De noche y con una cancha de Platense colmada como testigo, "Chicho" le atajó un penal a Santana para ganarse la idolatría eterna.
Hubo invasión de campo, vuelta olímpica y la hinchada sacó en andas al catamarqueño. ‘Defe’, al no haber ascenso directo, disputó un decagonal (los últimos 5 de la "A" Y los 5 primeros de la "B") y finalizó último. El sueño de la "A", lamentablemente, quedó trunco.
En "El dragón" prolongó su carrera hasta los 37 años, totalizando 16 partidos en la "A" y 96 en la "B", y colgó los botines en 1968. Labruna lo quería en River Plate. Dijo que no ... estaba saturado del fútbol y en especial de los dirigentes. "Quedó con bronca y no quiso agarrar nunca más una pelota", recordó su esposa María Lidia Balinotti (se casaron el 11 de noviembre del '53).
Lejos de las canchas
Trabajó un tiempo en la Mercedes Benz y luego, por más de dos décadas, se desempeñó como jefe de American Plast (fábrica de plásticos, relacionada con productos lácteos). Allí se jubiló.
El paso de los años no castigó su físico. Era la imagen viva de la fortaleza. Metódico en su rutina diaria: no fumaba, ni bebía, y estaba dedicado por completo a su hogar.
Imprevistamente, el 4 de abril de 1998, lo sorprendió la muerte mientras Se duchaba, tras un partido de tenis, en el club Ciudad de Vicente López. Muerte súbita, el diagnóstico.
"Estaba en perfectas condiciones; se había hecho un chequeo unos días antes", añadió su señora. El humilde Defensores de Belgrano le tributó un merecido homenaje al poco tiempo de su deceso, con su esposa e hijo Héctor Norberto (actual supervisor de una fábrica industrial y padre de Darío, Mariana y Gastón) presentes. El único recordatorio a su inmensa trayectoria.
El tiempo lo alejó de la memoria futbolera de Catamarca. Pero el suyo es un ejemplo que las nuevas generaciones deben tener muy en cuenta. Plantó bandera en AFA y estableció una marca de supervivencia que ningún otro futbolista de estas tierras pudo igualar. El mito de "Chicho" Gerónimo sigue vivo... más vivo que nunca.
Ariel Herrera
Diario El Ancasti, 8 de julio de 2002
Un arquero de antes, con estilo tradicional y físico corpulento (1.85 m. de altura y 74 Kg. de peso), sobrio y seguro bajo los tres palos, especialista en atajar penales y temerario, casi suicida, a la hora de evitar la caída de su portería.
Emergió futbolísticamente en filas del Atlético Sarmiento y cumplió, desde 1949, una prolongada campaña por: Platense (dos veces), San Lorenzo de Almagro, Gimnasia y Esgrima (La Plata), Nueva Chicago y Defensores de Belgrano.
Nació el 7 de noviembre de 1931 en San Fernando del Valle de Catamarca; sus padres fueron Francisco Javier (representante de productos Águila) y María Joaquina Vidal (ama de casa), y sus hermanas: María del Valle y Corina Edith.
Estudió en el Colegio Padre Ramón de la Quintana, pero "Su niñez prácticamente ha sido el fútbol", recordó Corina Edith de Ruiz, su hermana, y agregó: "No siguió sus estudios porque vivía obsesionado con el fútbol; era su pasión".
Dio sus primeros pasos futbolísticos en la "canchita" del Seminario, cerca de su casa, en interminables "picados" con amigos del barrio. "Vivía allí", acotó Corina y agregó: "siempre actuando de arquero", una vocación que nació de su predilección por guardavallas como Fernando Bello, de Independiente de Avellaneda.
Su infancia abarcó también los certámenes de baby fútbol en la vieja cancha de la Federación de Basquet, en Avda. Pte. Castillo. De allí, por su proximidad, se unió al "decano" de Catamarca: Sarmiento.
Un gol .... un título
Debutó en la 1ra. división de Sarmiento a los 15' años. La fecha: el sábado 21 de junio de 1947, en la jornada inaugural del Anual, ante Unión y en un match accidentado. Disconformes con el árbitro Segundo Vega, los jugadores "decanos" hicieron una sentada y no opusieron resistencia hasta la suspensión del juego, a los 5' del complemento. Los "patrias" ganaban 4 a 0.
Semanas más tarde, el 12 de julio, las crónicas lo elogiaban tras un amistoso ante Talleres de Córdoba: "el arquerito Gerónimo sacó pelotas en gran forma". No obstante el 6 a 1 adverso, joven y arriesgado, empezó a sobresalir en un equipo que tenía por figuras a "Yareta" Salcedo, "Pandulce" Varela y "Patón" Cardenés, entre otros.
Su vocación de arquero no impidió que festejara un gol propio. La nota peculiar se dio el 20 de julio, frente a Independiente (5-2). A los 37' de la etapa inicial se lesionó una mano y dejó la valla a E. Oviedo, pasando a actuar como wing derecho. Y sobre los 6' de la etapa decisiva, "Chicho" convirtió el que sería su único tanto en el fútbol. Precisamente él, que amaba con devoción el arco. Igualmente, actuó como delantero en otro partido más, el 26 de julio, ante Tesorieri.
Para el '48 y luego de una breve estadía en Tucumán, consiguió su primer título en Sarmiento, en el torneo Anual. El 29 de agosto, el "académico" venció a Independiente (en partido desempate) 7 a 3, y dio la vuelta olímpica ante 2.000 personas.
''Una garantía del arco sarmientista, sus intervenciones son riesgosas y aplaudidas", qué mejor definición para un próspero, a esa altura, presente deportivo. "
Goleada consagratoria
Un año después, en 1949, daría el salto de calidad durante el XX Campeonato Argentino. "Jugaba Catamarca con Mendoza y Carlos López, el arquero titular, me dio la oportunidad de actuar; perdimos, pero no obstante, gusté lo suficiente para que Platense de la AFA se interesara en mis servicios".
Fue un 13 de febrero, en cancha de Platense, y Catamarca sucumbió 10-2. "Fue el mejor de la cancha pese a los goles", dijo de su actuación el reconocido periodista Félix Fráscara, que presenció el cotejo.
De esta manera, al interés original de General Paz Juniors de Córdoba, Atlético Tucumán y del "calamar", se sumó el poderoso Boca Juniors.
Pero a pedido del técnico Jesús Ruibal, Gerónimo se quedó en Capital Federal entrenando con Platense, jugó un amistoso en Baradero y el club de Vicente López lo sumó a sus filas.
El pase -a préstamo por un año- se finiquitó el jueves 14 de abril en $2.000. y en caso de contrato definitivo, se aclaró, la entidad "porteña" tenía que abonar $8.000 más.
"Fue mi primer club profesional. Comencé en la tercera, luego pasé a reserva y finalmente '10 soñado: la primera división".
Llegó como suplente del histórico Julio Cozzi, en una temporada 49 en la cual el "calamar" finalizó 3ro. (perdió un desempate con River).
“Calamar” en los penales
Su debut se produjo a la temporada siguiente, el 5 de noviembre del '50 y ante Banfield (2-2), en la fecha 31. La entidad había separado a 7 titulares y "Chicho" defendió la portería en reemplazo de Villafáñez. "Su buena actuación impidió la obtención de nuevos goles" destacó diario La Nación.
Platense, que llegó a estar 2do. (con triunfos sucesivos sobre Independiente, Racing, River y Rosario Central), decae y finaliza 8vo. a 13 puntos de Racing, y Gerónimo completa 3 partidos. "He cumplido varias performances buenas y aunque parezca raro, las mejores han sido actuando en primera. No obstante debo seguir en reserva porque Villafáñez es un extraordinario, pero eso no me preocupa: soy joven y tengo todo un porvenir por delante".
Un año después, en 1951, el "calamar" se desprende de sus figuras: Breñaza (a River) y Báez (a Colombia).
Así y todo, inicia una gira por Italia en el mes de febrero. Enfrenta a Sampdoria (1-2), Lazio (0-6), Bologna (1-3) y Spectia (4-0). Pero la mejor actuación es ante el puntero italiano, Milan, invicto en su campo desde hacía más de 2 años. El 13 de febrero, Platense gana 3 a 2, con Gerónimo siendo figura. "Maravilló al público con sus temerarias atajadas", atesoran vetustas crónicas.
Esta excursión por el viejo continente, sin embargo, lo marginó definitivamente de la selección. Previo al viaje lo llamó el técnico Guillermo Stábile que pretendía convocarlo -como suplente- al equipo nacional. "Chicho" optó por la gira. Nunca más lo citaron.
De regreso al país, sus prestaciones crecieron y recibió el calificativo de "especialista para atajar penales (detuvo 2 ese año y 8 en su campaña afista), a la vez que se había constituido en uno de los mejores guardavallas del campeonato": Su equipo, en tanto, realizó una pobre' campaña y obtuvo un magro 13er. lugar.
En 1952, Platense hizo tina buena segunda rueda, luego de un comienzo titubeante, y culmina' noveno. Pero una fractura en el brazo izquierdo, sufrida ante Newell's, obliga a Gerónimo a descansar y anticipa su partida del club.
San Lorenzo, paso amargo
En diciembre se concreta su traspaso a San Lorenzo de Almagro y su primer encuentro oficial llega el 24 de mayo del '53 frente a Gimnasia (3-0), por la 6ta. fecha.
Con el "azulgrana", el 9 de Julio visita Catamarca goleando 6 a 3 al seleccionado de la Liga. Una particularidad de esa jornada: para la Liga actuó Guillermo Reynoso, quien años más adelante se incorporaría a San Lorenzo.
Pero su paso por el club no resultó grato. "Sólo amargos recuerdos guardo. Enfrentando al Santos de Brasil, me fracture el peroné. Postrado en cama e imposibilitado de cumplir ninguna actividad, nadie que fuera de la entidad se interesó por mi. No cobraba sueldo y le aseguro que de no haber sido por quienes son ahora mis suegros, mi carrera hubiera terminado allí mismo". Al final: sus números en el "gaucho" de Boedo: 31 partidos en dos temporadas.
Pasado este mal trance, "Chicho" se traslada a La Plata para incorporarse a uno de los hijos dilectos de la ciudad: Gimnasia y Esgrima. El 30 de abril del '55 y ante Racing (4-0), hizo su debut en la Ira. fecha del Torneo de AFA .
8 años en el "bosque” y tercero
En el "tripero" empezó a luchar contra la propensión a engordar que acumuló tras la lesión en Boedo. Lentamente se afianzó en el arco y allí, por espacio de ocho años, disfrutó de una recuperación futbolística que tuvo su punto más alto en la temporada del '62. Alternando el arco con Minoian, ese año Gimnasia logró un récord de nueve triunfos sucesivos y el título se le escurrió por muy poco. Finalizó tercero, detrás del campeón Boca y River.
Un interín lo trajo a Catamarca en el '57 invitado para jugar la final de la "Copa Intervención Federal", un cuadrangular organizado por la Asociación de Árbitros. El 6 de octubre alistó en Defensores del Norte (venció a Policial 4 a 3) y de su actuación se dijo: "taponó todos los sectores, recurriendo a sus mejores energías".
"Los hinchas y algunos dirigentes muy apegados a los triunfos, terminaron por excluirme" confesó al final de su ciclo en el "lobo". Y molesto, expresó: "tenía una propuesta de Colombia y cuando estuve en situación de aceptar, los interesados, ante la demora en la respuesta, habían optado por un colega". Su campaña incluyó las temporadas '55 al '63, con un registro de 203 partidos.
Ídolo en "Defe" de Belgrano
Con el pase en blanco, "Chicho" se fue a Nueva Chicago en la Primera "B". "Recién ahora puedo decir que me encuentro a gusto en un club: amigos y una mano siempre tendida, eso es la institución".
En el equipo de Mataderos fue designado capitán y se presentó ante Defensores de Belgrano (4-0), el 25 de abril del '64, en la fecha inicial. Se quedó tan sólo un año, totalizando 36 partidos.
Para 1965 retornó a su primer club en AFA: Platense, que acababa que ascender. De esta manera completó 36 partidos en el "calamar" contando sus dos etapas.
A la temporada siguiente y con 34 años, se incorporó a Defensores de Belgrano -lo dirigía Ángel Labruna en el ascenso. Debutó el 5 de marzo del '66, frente a Nueva Chicago (2-0), en cancha de Atlanta.
Tapizado de madurez y experiencia se convirtió rápidamente en símbolo de la institución. Fue campeón de Primera "B" en el '67 con una campaña inolvidable (de 20 partidos ganó 14), adjudicándose la zona "B" y en la finalísima, batió a Tigre por 2 a O. De noche y con una cancha de Platense colmada como testigo, "Chicho" le atajó un penal a Santana para ganarse la idolatría eterna.
Hubo invasión de campo, vuelta olímpica y la hinchada sacó en andas al catamarqueño. ‘Defe’, al no haber ascenso directo, disputó un decagonal (los últimos 5 de la "A" Y los 5 primeros de la "B") y finalizó último. El sueño de la "A", lamentablemente, quedó trunco.
En "El dragón" prolongó su carrera hasta los 37 años, totalizando 16 partidos en la "A" y 96 en la "B", y colgó los botines en 1968. Labruna lo quería en River Plate. Dijo que no ... estaba saturado del fútbol y en especial de los dirigentes. "Quedó con bronca y no quiso agarrar nunca más una pelota", recordó su esposa María Lidia Balinotti (se casaron el 11 de noviembre del '53).
Lejos de las canchas
Trabajó un tiempo en la Mercedes Benz y luego, por más de dos décadas, se desempeñó como jefe de American Plast (fábrica de plásticos, relacionada con productos lácteos). Allí se jubiló.
El paso de los años no castigó su físico. Era la imagen viva de la fortaleza. Metódico en su rutina diaria: no fumaba, ni bebía, y estaba dedicado por completo a su hogar.
Imprevistamente, el 4 de abril de 1998, lo sorprendió la muerte mientras Se duchaba, tras un partido de tenis, en el club Ciudad de Vicente López. Muerte súbita, el diagnóstico.
"Estaba en perfectas condiciones; se había hecho un chequeo unos días antes", añadió su señora. El humilde Defensores de Belgrano le tributó un merecido homenaje al poco tiempo de su deceso, con su esposa e hijo Héctor Norberto (actual supervisor de una fábrica industrial y padre de Darío, Mariana y Gastón) presentes. El único recordatorio a su inmensa trayectoria.
El tiempo lo alejó de la memoria futbolera de Catamarca. Pero el suyo es un ejemplo que las nuevas generaciones deben tener muy en cuenta. Plantó bandera en AFA y estableció una marca de supervivencia que ningún otro futbolista de estas tierras pudo igualar. El mito de "Chicho" Gerónimo sigue vivo... más vivo que nunca.
Ariel Herrera
Diario El Ancasti, 8 de julio de 2002
viernes, 5 de marzo de 2010
"Bebe" Barrionuevo, el primero de todos
"Petiso, fuerte, guapo, entrador. Parece que no estuviera en la cancha, pero de repente, embala, inicia un ataque con la furia de un alud y ya está en el área chica, luchando contra una maraña de recias piernas, para colocar fielmente como una bandeja, la pelota fuera del alcance del guardavalla enemigo. Tiene un raro sentido del gol y una sangre de verdadero gladiador". Palabras conservadas en los amarillentos papeles del tiempo, que definen a Raúl Pedro Barrionuevo, "Bebé", un centrodelantero que hace 53 años hizo historia.
Precisamente un domingo 24 de abril de 1949 debutaba en Ferro Carril Oeste del fútbol profesional, trazando las primeras líneas de Catamarca con AFA.
Había llegado' precedido con rótulo de goleador, que forjó en el Vélez local y en San Martín de Tucumán, en donde fue ídolo absoluto.
Sus características: oportunista y eficaz en el área, facilidad y potencia para patear con las dos piernas, capacidad para desmarcarse y un salto espectacular. A esto adosó disciplina, corrección y caballerosidad.
Más tarde descollaría en Atlanta, llegando a ser cuarto máximo anotador afista. Y su incursión en AFA dejó un registro de 44 goles, el más alto para un futbolista de esta provincia, en 120 partidos, cerrando su carrera en Chile.
Su paso no fue en vano. Se transformó en un ejemplo que tuvo continuidad en Francisco "Chicho" Gerónimo, Guillermo "Pucho" Reynoso, Carlos "Palito" Mameli, Orlando Carrazana y Daniel Díaz actualmente, entre otros.
Vélez y la selección de Catamarca
Nació el 27 de noviembre de 1924, en La Rioja, y a días de ver la luz lo trajeron a Catamarca. Sus padres fueron Pedro Antonio Barrionuevo y María Luisa Grimas, y "Bebé" ("era muy bonito de niño y conservaba la belleza de un bebé", de allí su apodo según familiares) fue el 3ro. de 8 hermanos: Lilia Dina, Luis Atilio "Tanque", Reina del Valle, Amira Perpetua, Miguel Ángel "Pelado", Ernesto Marino "Nino" y Natalio Augusto "Minuta".
"Cuando tenía doce años empezó a gustarme el fútbol y armamos un cuadrito en el barrio en donde vivía, para jugarle a los changos de las otras barriadas en el primer potrero que encontrábamos" dijo alguna vez. El equipo se llamaba Urquiza.
Cursó la primaria en la escuela 243 "Javier Castro", cuando ésta funcionaba sobre Avda. Güemes entre Maipú y Junín; y la secundaria en la Industrial, y trabajó en una carpintería.
"A los 16 años me enrolo en Vélez y me hicieron debutar en 2da. Yo francamente no quería practicar fútbol oficial, pero como me gustaba hacer goles, seguí jugando y en .la 2da. rueda me pusieron en 1ra.". Corría el año 1941. Y su debut oficial en primera se produjo e19 de noviembre, ante el equipo Fray Mamerto Esquiú. Esa tarde los "funebreros" golearon 7 a 0 y el se despachó con 2 conquistas, a los 65' y 76'. Pese a su juventud, empezó a demostrar inestimables condiciones desde su puesto de entre ala derecho (número 8).
Su ascendente carrera no se detuvo en el 42 y por lógica concitó elogios, que las crónicas ratificaban: "El diestro entreala de Vélez ha llegado a constituirse en el delantero más completo, por su juego técnico y su visión de la oportunidad, y las cortadas para Agustín Carrizo". No sorprendió entonces su inclusión en el seleccionado de la Liga, debutando el 8 de julio ante Argentino del Norte de Tucumán. El match finalizó 2 a 2 y como era de esperar, se destacó e hizo un gol.
Campeón en… basquet
En 1944 logró su primer título oficial, pero no en fútbol sino en basquet. El 27 de abril y con la camiseta de Obras Sanitarias se consagró campeón del Preparación que organizó la Federación. En la finalísima, los "sanitarios" derrotaron a Hindú 28 a 16, y
"Bebé" festejó junto a Raúl Santillán, Oscar Gaitán, José Villafañe, Arturo Guillamondegui, Arturo Lencinas, Ricardo Mandatori y Felipe Rivero, sus compañeros.
Silverio Noriega, amigo de la infancia y el basquet, contó: "Jugamos en los cadetes de Montmartre, allá por el año 38 ó 39. Empezamos en 3ra. división, creo que hicimos 2 ó 3 partidos, y de allí fuimos directo a la 1ra., pero él se retiró y dedicó más al fútbol. Jugaba de alero, era disciplinado y callado, pero tenía su chispa para bromear. 'También le gustaban las bochas".
El año tenía otro motivo de alegría. El Consejo Federal de AFA dejó si efecto una cuestión reglamentaria –haber nacido en La Rioja- que le impedía jugar por Catamarca en los Campeonatos Argentinos. Se sacó el gusto el 3 de septiembre ante Chilecito (3-1), convirtiendo una vez.
La temporada siguiente, 1945, fue su año. Nació La Máquina de Vélez, cuya delantera lujosa integró junto a Oscar "Tucumano" Gaitán, Agustín "Jopito" Carrizo, Agustín. "Tigre" Díaz y el debutante Luis "Nato" Scaltritti. Dentro de un fútbol de alto vuelo, emergió su capacidad goleadora y sus marcas hablan solas: 3 goles a Independiente el 29 de julio (4-0) y 5 a Villa Cubas el 19 de agosto (8-2). Y Vélez, por diferencia de goles (lideraba el Oficial junto a Unión y Tesorieri) ganó el derecho a representar a la Liga en el Campeonato de la República. En dicho torneo debutó el 28 de octubre con dos goles ante Rioja Juniors (3 a 1) y el 4 de Noviembre, frente a Nuñorco de Tucumán (4 a 2), repitió otras 2 veces en la red.
A fin de año, la Liga suspendió el torneo por los fuertes calores y lo declaró desierto, privando a V élez y a "Bebé" de su primer título Oficial en fútbol. A esa altura, los elogios no cesaban: "Es uno de los mejores delanteros de Catamarca. Tiene cualidades de gran jugador, diestro en el manejo, hábil en dribbling y múltiple en el ataque".
A la ciudadela tucumana
Su estupendo 45 atrajo las miradas de Tucumán y en especial del poderoso San Martín, recomendado por el dirigente Pastoriza. El pase se concretó el 3 de abril del 46 en $700 y dos amistosos. Entre las cláusulas se estipulaba que en caso de una transferencia –hasta el 1ro. de abril de 1949- el "santo" debía abonar el 40 % a Vélez. En su debut no defraudó. El 14 de abril hizo 2 goles en la victoria ante Central Córdoba (5-2). y los diarios indicaban: "Brillante actuación ha tenido el insider Barrionuevo de San Martín que fue el mejor hombre de la cancha e indiscutiblemente el animador del ataque, mostrándose sumamente peligroso por su decisión y el pase".
Dejó de ser insider, se convirtió en centroforward y desde allí en un temible romperredes. Mucho tuvo que ver Roberto Santillán. "Ni en Buenos Aires tuvo un técnico como él, le enseñó a cabecear mejor y le señalaba cómo moverse en ataque", recordó Enrique "Garza" Ponce, amigo de "Bebé".
También llegó la cosecha de títulos, 5 en total: Campeonato de Honor del 46, Anual, Competencia y Honor del 47, y Competencia del 48. "1947 fue el mejor año de mi carrera. Imagínese, triple campeón de la Federación Tucumana y goleador con 23 conversiones. En el último partido de ese año le marqué cinco goles al buen arquero Bemat, de Obras Sanitarias".
Desde 1948 se consolidó en la selección de la Federación Tucumana de fútbol, transformándose en una estrella descollante.
Campeón con Tucumán y salto a Ferro
Pero 1949 le tenía reservado un momento de esplendor. En febrero integró el combinado de la Federación Tucumana en el XX Campeonato Argentino, que se hizo en Capital Federal. El 13, mientras Catamarca caía con Mendoza 10 a 2, el equipo tucumano debutó goleando a Gral. Pico (La Pampa) por 7 a 0, con 3 tantos de "Bebé".
Tucumán cumplió una brillante performance y se quedó con el título al batir a Mendoza (2-1) y Barrionuevo, que convirtió en la final, resultó pieza clave. "Una de las mayores satisfacciones que me dio el fútbol", supo decir alguna vez.
San Martín recibió una catarata de ofertas. Lo querían Lanús, River, Boca, pero Ferro Carril Oeste ganó la pulseada y el 11 de abril concretó su incorporación en $80.000. Debutó el 24 de abril, en Caballito y ante Chacarita (ganó Ferro 2-1), y su 1ra. conquista en el fútbol profesional llegó recién en la 3ra. fecha, el 15 de mayo y ante Independiente, en Avellaneda. Fue a los 71', pero no impidió un 3 a 2 adverso.
"Con el primer contrato que firmó le compró la casa a la madre", destacó Enrique Ponce, quien agregó: "En Buenos Aires vivía en un albergue que tenía Ferro en Primera Junta, junto con Marrapodi y Gauna". A su vez, Aníbal "Gata" Martínez, también amigo de "Bebé", recordó que "en un Boca-Ferro, tuvo un partido durísimo con Colman y terminaron los dos ensangrentados".
Ferro no cumplió grandes campañas en los años 49' y 50'. Finalizó 13ro. y evitó el descenso, pero quedó muy lejos del bicampeón Racing. Los números finales en Caballito: jugó 62 partidos y totalizó 16 go1es.
En Atlanta, de frente al arco
A la temporada siguiente, 1951, pasó a Atlanta junto a Filippo y Gauna, y a Ferro llegó el delantero Runzer. Su debut en el ''bohemio'' se produjo el 15 de abril, en La Plata y ante el Estudiantes de Manuel Pelegrina, con un 3 a 0 en contra.
Debió esperar hasta la 2da. fecha para hacer su primer gol. Fue el 22 de abril y lo sufrió Quilmes a los 44' de la segunda etapa. A partir de esta anotación, el ex-jugador de Vélez enhebró una cadena que terminó con 18 goles y un 4to. puesto entre los scorer de la temporada en AFA, que encabezó Breñaza de River, con 22.
La excepcional labor de "Bebé" contrastó con Atlanta que no tuvo un buen torneo y al final zafó del descenso, al vencer a Boca en la Bombonera y empatando con el otra vez campeón Racing.
A pesar de estar en el apogeo de su carrera, no olvidó jamás su terruño. Prefirió visitar Catamarca, por ejemplo, antes que ir de gira por Brasil, y Atlanta lo suspendió por 3 meses.
Para el 52 continúo en lo suyo ... haciendo goles, totalizó 10, y quedó a 4 de su compañero Dupuy. A pesar de esto, el "bohemio" cumplió la peor campaña de su historia y descendió. En el 53 disputó el torneo de Primera B. El equipo se hizo protagonista y rubricó una excelente campaña con varias goleadas y el subcampeonato detrás de Tigre. "Bebé" fue goleador junto a Bravo, Dezorzi y Pozas con 11 tantos.
Sus números en Atlanta son realmente espectaculares. Jugó 80 partidos (58 en la A y 22 en la B), con 40 goles (29 y 11 respectivamente). Un 50 % de efectividad ¡Admirable!.
A Chile, la última escala
Una año después, en el 54, dejó Atlanta y emigró a Chile tentado por el Deportivo Magallanes. "Me había hecho andariego", explicó sobre su decisión de cruzar la cordillera. Jugó tres temporadas sin bajar su cuota goleadora, hizo 29 goles en los dos primeros años, y los medios trasandinos lo elogiaban: "Impresiona el notable desempeño del centrodelantero Barrionuevo, hábil en la dirección de su ofensiva, dominador de pelota y formidable rematador".
Luego pasó a Ferrobamington. "En el país hermano concluyó mi carrera de jugador, cuando jugando por Ferro me fracturé tibia y peroné en un choque con el arquero de Palestino".
Volvió a Tucumán. Jugó en los veteranos de San Martín y fue técnico de Central Córdoba en un corto período. "Por razones de trabajo no pude dedicarme", explicó al respecto.
También vistió nuevamente la casaca de Vélez, a 14 años de su partida, un 24 de mayo del 59. "El 'maestro' Díaz - que era técnico- le pidió que viniera a jugar contra Talleres de Córdoba (1-2), que tenía a ''Wanora'' Romero" memorizó Aníbal "Gata" Martínez, que ese día atajó. Pero la mayor satisfacción fue actuar junto a sus hermanos "Nino" y "Minuta".
Su historia post-fútbol giró alrededor de la familia, su esposa Nelly Olga de Sasso y sus hijos, Raúl y Nelly del Valle. Puso una gomería en la ciudad de Tucumán, pero jamás se alejo del fútbol.
Era "fana” de San Martín y a nivel nacional un "enamorado" de Batistuta. Se enfermó del corazón, dejó de ir a la cancha, cerró el negocio, pero siguió apegado a los amigos. Charlas en el café, algo de billar y el asado de todos los sábados eran la excusa para reunirse; yen Catamarca la cita era en el 'bulín' de 'Garza' Ponce.
Cultor del perfil bajo, era querido y respetado. Con la llegada de su nieto Federico se sintió renacer y las travesuras de éste alimentaron los últimos años de su vida. Se despidió un 10 de junio de 1996, cuando su enorme corazón dijo basta: A modo de epitafio, su compadre y amigo, Agustín "Tigre" Díaz, todo un símbolo de Vélez, dijo: "Era un gran tipo, sin vicios, gran amigo, tenía especiales condiciones, por eso fue un triunfador en la vida y su campaña en el fútbol profesional lo dice todo".
La huella que dejó Raúl Barrionuevo para el balompié catamarqueño sigue fresca. Fue el primero y quedó en la historia. Un crack que le ganó al tiempo.
Ariel Herrera
Diario El Ancasti, 23 de abril de 2002
Precisamente un domingo 24 de abril de 1949 debutaba en Ferro Carril Oeste del fútbol profesional, trazando las primeras líneas de Catamarca con AFA.
Había llegado' precedido con rótulo de goleador, que forjó en el Vélez local y en San Martín de Tucumán, en donde fue ídolo absoluto.
Sus características: oportunista y eficaz en el área, facilidad y potencia para patear con las dos piernas, capacidad para desmarcarse y un salto espectacular. A esto adosó disciplina, corrección y caballerosidad.
Más tarde descollaría en Atlanta, llegando a ser cuarto máximo anotador afista. Y su incursión en AFA dejó un registro de 44 goles, el más alto para un futbolista de esta provincia, en 120 partidos, cerrando su carrera en Chile.
Su paso no fue en vano. Se transformó en un ejemplo que tuvo continuidad en Francisco "Chicho" Gerónimo, Guillermo "Pucho" Reynoso, Carlos "Palito" Mameli, Orlando Carrazana y Daniel Díaz actualmente, entre otros.
Vélez y la selección de Catamarca
Nació el 27 de noviembre de 1924, en La Rioja, y a días de ver la luz lo trajeron a Catamarca. Sus padres fueron Pedro Antonio Barrionuevo y María Luisa Grimas, y "Bebé" ("era muy bonito de niño y conservaba la belleza de un bebé", de allí su apodo según familiares) fue el 3ro. de 8 hermanos: Lilia Dina, Luis Atilio "Tanque", Reina del Valle, Amira Perpetua, Miguel Ángel "Pelado", Ernesto Marino "Nino" y Natalio Augusto "Minuta".
"Cuando tenía doce años empezó a gustarme el fútbol y armamos un cuadrito en el barrio en donde vivía, para jugarle a los changos de las otras barriadas en el primer potrero que encontrábamos" dijo alguna vez. El equipo se llamaba Urquiza.
Cursó la primaria en la escuela 243 "Javier Castro", cuando ésta funcionaba sobre Avda. Güemes entre Maipú y Junín; y la secundaria en la Industrial, y trabajó en una carpintería.
"A los 16 años me enrolo en Vélez y me hicieron debutar en 2da. Yo francamente no quería practicar fútbol oficial, pero como me gustaba hacer goles, seguí jugando y en .la 2da. rueda me pusieron en 1ra.". Corría el año 1941. Y su debut oficial en primera se produjo e19 de noviembre, ante el equipo Fray Mamerto Esquiú. Esa tarde los "funebreros" golearon 7 a 0 y el se despachó con 2 conquistas, a los 65' y 76'. Pese a su juventud, empezó a demostrar inestimables condiciones desde su puesto de entre ala derecho (número 8).
Su ascendente carrera no se detuvo en el 42 y por lógica concitó elogios, que las crónicas ratificaban: "El diestro entreala de Vélez ha llegado a constituirse en el delantero más completo, por su juego técnico y su visión de la oportunidad, y las cortadas para Agustín Carrizo". No sorprendió entonces su inclusión en el seleccionado de la Liga, debutando el 8 de julio ante Argentino del Norte de Tucumán. El match finalizó 2 a 2 y como era de esperar, se destacó e hizo un gol.
Campeón en… basquet
En 1944 logró su primer título oficial, pero no en fútbol sino en basquet. El 27 de abril y con la camiseta de Obras Sanitarias se consagró campeón del Preparación que organizó la Federación. En la finalísima, los "sanitarios" derrotaron a Hindú 28 a 16, y
"Bebé" festejó junto a Raúl Santillán, Oscar Gaitán, José Villafañe, Arturo Guillamondegui, Arturo Lencinas, Ricardo Mandatori y Felipe Rivero, sus compañeros.
Silverio Noriega, amigo de la infancia y el basquet, contó: "Jugamos en los cadetes de Montmartre, allá por el año 38 ó 39. Empezamos en 3ra. división, creo que hicimos 2 ó 3 partidos, y de allí fuimos directo a la 1ra., pero él se retiró y dedicó más al fútbol. Jugaba de alero, era disciplinado y callado, pero tenía su chispa para bromear. 'También le gustaban las bochas".
El año tenía otro motivo de alegría. El Consejo Federal de AFA dejó si efecto una cuestión reglamentaria –haber nacido en La Rioja- que le impedía jugar por Catamarca en los Campeonatos Argentinos. Se sacó el gusto el 3 de septiembre ante Chilecito (3-1), convirtiendo una vez.
La temporada siguiente, 1945, fue su año. Nació La Máquina de Vélez, cuya delantera lujosa integró junto a Oscar "Tucumano" Gaitán, Agustín "Jopito" Carrizo, Agustín. "Tigre" Díaz y el debutante Luis "Nato" Scaltritti. Dentro de un fútbol de alto vuelo, emergió su capacidad goleadora y sus marcas hablan solas: 3 goles a Independiente el 29 de julio (4-0) y 5 a Villa Cubas el 19 de agosto (8-2). Y Vélez, por diferencia de goles (lideraba el Oficial junto a Unión y Tesorieri) ganó el derecho a representar a la Liga en el Campeonato de la República. En dicho torneo debutó el 28 de octubre con dos goles ante Rioja Juniors (3 a 1) y el 4 de Noviembre, frente a Nuñorco de Tucumán (4 a 2), repitió otras 2 veces en la red.
A fin de año, la Liga suspendió el torneo por los fuertes calores y lo declaró desierto, privando a V élez y a "Bebé" de su primer título Oficial en fútbol. A esa altura, los elogios no cesaban: "Es uno de los mejores delanteros de Catamarca. Tiene cualidades de gran jugador, diestro en el manejo, hábil en dribbling y múltiple en el ataque".
A la ciudadela tucumana
Su estupendo 45 atrajo las miradas de Tucumán y en especial del poderoso San Martín, recomendado por el dirigente Pastoriza. El pase se concretó el 3 de abril del 46 en $700 y dos amistosos. Entre las cláusulas se estipulaba que en caso de una transferencia –hasta el 1ro. de abril de 1949- el "santo" debía abonar el 40 % a Vélez. En su debut no defraudó. El 14 de abril hizo 2 goles en la victoria ante Central Córdoba (5-2). y los diarios indicaban: "Brillante actuación ha tenido el insider Barrionuevo de San Martín que fue el mejor hombre de la cancha e indiscutiblemente el animador del ataque, mostrándose sumamente peligroso por su decisión y el pase".
Dejó de ser insider, se convirtió en centroforward y desde allí en un temible romperredes. Mucho tuvo que ver Roberto Santillán. "Ni en Buenos Aires tuvo un técnico como él, le enseñó a cabecear mejor y le señalaba cómo moverse en ataque", recordó Enrique "Garza" Ponce, amigo de "Bebé".
También llegó la cosecha de títulos, 5 en total: Campeonato de Honor del 46, Anual, Competencia y Honor del 47, y Competencia del 48. "1947 fue el mejor año de mi carrera. Imagínese, triple campeón de la Federación Tucumana y goleador con 23 conversiones. En el último partido de ese año le marqué cinco goles al buen arquero Bemat, de Obras Sanitarias".
Desde 1948 se consolidó en la selección de la Federación Tucumana de fútbol, transformándose en una estrella descollante.
Campeón con Tucumán y salto a Ferro
Pero 1949 le tenía reservado un momento de esplendor. En febrero integró el combinado de la Federación Tucumana en el XX Campeonato Argentino, que se hizo en Capital Federal. El 13, mientras Catamarca caía con Mendoza 10 a 2, el equipo tucumano debutó goleando a Gral. Pico (La Pampa) por 7 a 0, con 3 tantos de "Bebé".
Tucumán cumplió una brillante performance y se quedó con el título al batir a Mendoza (2-1) y Barrionuevo, que convirtió en la final, resultó pieza clave. "Una de las mayores satisfacciones que me dio el fútbol", supo decir alguna vez.
San Martín recibió una catarata de ofertas. Lo querían Lanús, River, Boca, pero Ferro Carril Oeste ganó la pulseada y el 11 de abril concretó su incorporación en $80.000. Debutó el 24 de abril, en Caballito y ante Chacarita (ganó Ferro 2-1), y su 1ra. conquista en el fútbol profesional llegó recién en la 3ra. fecha, el 15 de mayo y ante Independiente, en Avellaneda. Fue a los 71', pero no impidió un 3 a 2 adverso.
"Con el primer contrato que firmó le compró la casa a la madre", destacó Enrique Ponce, quien agregó: "En Buenos Aires vivía en un albergue que tenía Ferro en Primera Junta, junto con Marrapodi y Gauna". A su vez, Aníbal "Gata" Martínez, también amigo de "Bebé", recordó que "en un Boca-Ferro, tuvo un partido durísimo con Colman y terminaron los dos ensangrentados".
Ferro no cumplió grandes campañas en los años 49' y 50'. Finalizó 13ro. y evitó el descenso, pero quedó muy lejos del bicampeón Racing. Los números finales en Caballito: jugó 62 partidos y totalizó 16 go1es.
En Atlanta, de frente al arco
A la temporada siguiente, 1951, pasó a Atlanta junto a Filippo y Gauna, y a Ferro llegó el delantero Runzer. Su debut en el ''bohemio'' se produjo el 15 de abril, en La Plata y ante el Estudiantes de Manuel Pelegrina, con un 3 a 0 en contra.
Debió esperar hasta la 2da. fecha para hacer su primer gol. Fue el 22 de abril y lo sufrió Quilmes a los 44' de la segunda etapa. A partir de esta anotación, el ex-jugador de Vélez enhebró una cadena que terminó con 18 goles y un 4to. puesto entre los scorer de la temporada en AFA, que encabezó Breñaza de River, con 22.
La excepcional labor de "Bebé" contrastó con Atlanta que no tuvo un buen torneo y al final zafó del descenso, al vencer a Boca en la Bombonera y empatando con el otra vez campeón Racing.
A pesar de estar en el apogeo de su carrera, no olvidó jamás su terruño. Prefirió visitar Catamarca, por ejemplo, antes que ir de gira por Brasil, y Atlanta lo suspendió por 3 meses.
Para el 52 continúo en lo suyo ... haciendo goles, totalizó 10, y quedó a 4 de su compañero Dupuy. A pesar de esto, el "bohemio" cumplió la peor campaña de su historia y descendió. En el 53 disputó el torneo de Primera B. El equipo se hizo protagonista y rubricó una excelente campaña con varias goleadas y el subcampeonato detrás de Tigre. "Bebé" fue goleador junto a Bravo, Dezorzi y Pozas con 11 tantos.
Sus números en Atlanta son realmente espectaculares. Jugó 80 partidos (58 en la A y 22 en la B), con 40 goles (29 y 11 respectivamente). Un 50 % de efectividad ¡Admirable!.
A Chile, la última escala
Una año después, en el 54, dejó Atlanta y emigró a Chile tentado por el Deportivo Magallanes. "Me había hecho andariego", explicó sobre su decisión de cruzar la cordillera. Jugó tres temporadas sin bajar su cuota goleadora, hizo 29 goles en los dos primeros años, y los medios trasandinos lo elogiaban: "Impresiona el notable desempeño del centrodelantero Barrionuevo, hábil en la dirección de su ofensiva, dominador de pelota y formidable rematador".
Luego pasó a Ferrobamington. "En el país hermano concluyó mi carrera de jugador, cuando jugando por Ferro me fracturé tibia y peroné en un choque con el arquero de Palestino".
Volvió a Tucumán. Jugó en los veteranos de San Martín y fue técnico de Central Córdoba en un corto período. "Por razones de trabajo no pude dedicarme", explicó al respecto.
También vistió nuevamente la casaca de Vélez, a 14 años de su partida, un 24 de mayo del 59. "El 'maestro' Díaz - que era técnico- le pidió que viniera a jugar contra Talleres de Córdoba (1-2), que tenía a ''Wanora'' Romero" memorizó Aníbal "Gata" Martínez, que ese día atajó. Pero la mayor satisfacción fue actuar junto a sus hermanos "Nino" y "Minuta".
Su historia post-fútbol giró alrededor de la familia, su esposa Nelly Olga de Sasso y sus hijos, Raúl y Nelly del Valle. Puso una gomería en la ciudad de Tucumán, pero jamás se alejo del fútbol.
Era "fana” de San Martín y a nivel nacional un "enamorado" de Batistuta. Se enfermó del corazón, dejó de ir a la cancha, cerró el negocio, pero siguió apegado a los amigos. Charlas en el café, algo de billar y el asado de todos los sábados eran la excusa para reunirse; yen Catamarca la cita era en el 'bulín' de 'Garza' Ponce.
Cultor del perfil bajo, era querido y respetado. Con la llegada de su nieto Federico se sintió renacer y las travesuras de éste alimentaron los últimos años de su vida. Se despidió un 10 de junio de 1996, cuando su enorme corazón dijo basta: A modo de epitafio, su compadre y amigo, Agustín "Tigre" Díaz, todo un símbolo de Vélez, dijo: "Era un gran tipo, sin vicios, gran amigo, tenía especiales condiciones, por eso fue un triunfador en la vida y su campaña en el fútbol profesional lo dice todo".
La huella que dejó Raúl Barrionuevo para el balompié catamarqueño sigue fresca. Fue el primero y quedó en la historia. Un crack que le ganó al tiempo.
Ariel Herrera
Diario El Ancasti, 23 de abril de 2002
lunes, 1 de marzo de 2010
“Palito” Mameli, de profesión: artillero
“Mi única virtud era llegar al gol”, así, con sencillez se autodefine Juan Carlos Mameli. Él, que fue un supercrack con mayúsculas y cuyo nombre es sinónimo de éxito. Justo él, que enhebró una carrera plagada de goles y títulos, que cosechó en abundancia.
Desde su espigado físico y enorme capacidad para llegar a la red, “Palito” Mameli es un referente para el fútbol de Catamarca. Y sin exagerar, es el mejor delantero que dio estas tierras.
De cabeza, de derecha o izquierda, eludiendo rivales o cazando certeramente algún balón perdido en el área rival. No había problemas para que llegara al gol. Todos los caminos eran válidos y sabía explotar al máximo su estirpe de goleador. Y con este rótulo, trascendió las fronteras de su Recreo natal y dejó su sello inconfundible en Córdoba, Uruguay y en el viejo continente, en España.
Hoy vive en Montevideo, donde se convirtió en ídolo, pero con el recuerdo siempre fresco de su pago y de sus seres más preciados. Ésta es su historia.
De Recreo a Jesús María
Nació en Recreo, departamento La Paz, el 5 de marzo de 1946, y desde su infancia unió lazos con el fútbol. A los cinco años, “Palito” seguía muy de cerca a sus tíos Ricardo, “Potolo”, “Toto” y Alberto, que le pegaban seguido a la redonda.
Después, Mameli empezó a jugar oficialmente en el Instituto Central Norte Argentino a los trece años. “No había liga y jugábamos amistosos con equipos de barrios de aquella época, como Unión Sportiva y San Martín, y con rivales de Frías (Santiago del Estero), San Antonio y San José”.
La recomendación de un comerciante, que se deslumbró por sus condiciones, lo llevó a la ciudad de Jesús María, en Córdoba, para alistarse en el club Falucho.
Con sólo 15 años y acompañado de dos coterráneos y compinches del fútbol, Eladio “Cucú” Santillán y René “Pelado” Moreno, “Palito” viajó religiosamente durante tres años en tren para defender sus nuevos colores.
A pesar de la oposición de don Daniel, su padre, “como era chico, no quería que viajara solo”, recuerda el “As”, y del apoyo de doña Ofelia, su madre, la rutina se repetía todos los sábados y luego de cada partido del domingo emprendía el regreso a casa.
Eran viajes extensos y agotadores, que se redituaban con una ciudad vibrando al ritmo de sus actuaciones. En la capital de la doma, “Palito” se destacaba partido a partido y cumplía con su cuota goleadora.
Se estaba convirtiendo en figura, y la red, empezaba a ser su más fiel compañera. Sólo contaba con 18 años y su fama llegó hasta la “docta”.
Con el parche de “pirata”
El primer contacto con el fútbol de Córdoba capital se dio en Racing, en el año 64’. “Palito” tuvo una prueba y conformó con lo que mejor sabía hacer: goles. Sin embargo y sorpresivamente, no fichó. “Hice una práctica y anduve bastante bien, pero el presidente de Falucho me dijo que no iba a quedar y lo tuve que aceptar”.
Pero la revancha no tardaría en llegar. Y a fines de ese año su destino futbolístico se cruzó con un grande cordobés: Belgrano. El catamarqueño participó de un cuadrangular nocturno, que se jugaba en Instituto, y con la receta del gol llenó los ojos del DT Augusto Fumero. Esa noche empezó a gestarse un romance con el “pirata”.
En Alberdi, su nombre es sinónimo de idolatría. Durante cuatro temporadas, el recreíno aportó su efectividad en la red y Belgrano festejó tres títulos en la Liga Cordobesa. El último, posibilitó jugar el certamen Clasificación -que se adjudicó invicto- y luego el Regional, para llegar al Nacional de clubes 68’.
El equipo tuvo una participación discreta, finalizando 10mo. sobre 16 participantes, pero cumplió sus mejores actuaciones en Buenos Aires. Empató con el Racing de Pizzuti y venció a “Los Matadores” de San Lorenzo y a Estudiantes de La Plata, reciente campeón del mundo.
El saldo de “Palito”: ocho tantos para Belgrano en torneos organizados por AFA, incluidos Nacionales y Regionales.
“Fueron cuatro años muy lindos y una experiencia realmente divina. Ganamos todo y ante Talleres, que eran partidos bravos, tenía la suerte de hacer goles”.
La gloria en el tricolor
En diciembre de 1968, Nacional de Uruguay compró su pase a Belgrano en la friolera de doce millones de pesos. Y directo desde Córdoba, sin escalas, cruzó el Río de La Plata. “En un partido ante San Lorenzo, por el Torneo Nacional, hice dos goles y un dirigente uruguayo me preguntó si quería jugar en Nacional. Le dije que sí, pero todo en tono de broma. En el vestuario les conté a mis compañeros y todos nos reímos”.
Luego de una traicionera lesión - ”cuando llegué en enero, me lesioné y estuve cinco semanas sin jugar”-, su debut se produjo en marzo del ‘69. Por esos días corrió la versión de que los uruguayos querían contratar en realidad a la “Pepona” Reinaldi y se confundieron. “Reinaldi es rubio y yo negro; además cuando jugaba, la ‘Pepa’ era suplente. Así que era imposible que se confundieran”.
“Palito” se codeó con la gloria y alcanzó su esplendor futbolístico en un superequipo, que constituía la base de la selección “charrúa”. Estaban Luis Ubiña, Montero Castillo, Luis Cubilla, Víctor Espárrago, Ildo Maneiro y Ancheta, además del brasileño Manga y el argentino Luis Artime. “Con Luisito somos muy amigos; como goleador fue un grande, pero como persona es excelente. Hace un mes estuvo en casa con su señora. Con Montero Castillo somos como hermanos, y todavía me encuentro con Masnik, Mujica...”.
Los títulos empezaron a llegar, junto con el reconocimiento de la hinchada. Cuatro títulos del campeonato uruguayo (1969, 1970, 1971 y 1972), dos Copas Montevideo Internacional (1969 y1970) y una Copa Ciudad de La Plata (1971).
A esto incorporó el título de máximo artillero de la temporada 1972 con veinte anotaciones y se instaló como octavo goleador histórico de la entidad con 156 tantos. Como si esto fuera poco, se ganó a la hinchada “tricolor” convirtiéndole cinco goles al “odiado” Peñarol, sobre 25 clásicos que disputó.
“En mi primer clásico con Peñarol hice dos goles y eso me ayudó a ganarme a la hinchada. En Nacional no importaba que hiciera 50 goles, lo importante era anotarle a Peñarol”.
Tiempo de cosecha
El broche de oro llegó en el ‘71, con la obtención de la Copa Libertadores. La ruta a la gloria empezó en los 4.000 metros de La Paz (Bolivia) ante Chaco Petrolero, con Mameli conquistando un gol. Con Estudiantes de la La Plata, Nacional definió el título en un tercer partido disputado en Lima, tras caer en La Plata y vencer en Montevideo (1 a 0 en ambos casos). Con tantos de Espárrago y Artime (2-0) se consagró campeón de América. “Siempre recuerdo que cuando regresamos de Perú, tras ganarle la final a Estudiantes, había una cantidad impresionante de gente esperándonos en el aeropuerto y en las calles”.
Un éxito que prestigió a Nacional y al delantero recreíno, y que se prolongó con la Intercontinental, que sufrió el Panatinaikos griego que dirigía “Pancho” Puskas. En El Pireo 1-1 y en Montevideo 2-1, con tres goles de Artime.
Para el ‘72, la vidriera de títulos se agrandó con la Interamericana ante el Cruz Azul de México. “Viví cuatro años muy lindos, los mejores como futbolista. Desde el 69’ hasta el 73’ ganamos absolutamente todo”.
Este buen momento de Mameli llevó a que fuera tentado por Etchamendi para nacionalizarse uruguayo y que juegue por la selección. Pero, el reemplazo del técnico por Bagnulo, que priorizó a Fernando Morena, dejaría trunca esta chance.
Europa y River, la cereza de la torta
Sus goles cotizaron y el siguiente destino en su ascendente carrera fue el Viejo Continente. Llegó al Betis de España en la temporada 73-74, en la reapertura de las fronteras para los jugadores extranjeros. “Estábamos con Nacional de gira por Grecia cuando se hizo el pase, y arreglé con el Betis para jugar en la B de España. La Liga era poderosa y se armó un equipo para ascender. Llegaron Eduardo Anzarda que estaba en el Real Madrid, Esnaola de la Real Sociedad y Biosca que luego jugó en la selección”.
“Palito” asumía como propio el desafío “bético” de regresar a primera división, y el técnico húngaro Szusza, lo colocó junto al gigante Aramburu armando una potente dupla de ataque.
Luego de un comienzo titubeante, al igual que el equipo, Mameli se afianzó y se convertiría en el terror para las defensas rivales. Lo sufrió el Sevilla, el eterno rival de la ciudad, en el Villamarín y por 3-0.
“Cuando debuté en el primer clásico convertí dos goles”. La extensa temporada tuvo se premio el 23 de mayo del ‘74, cuando el verdiblanco se aseguró el ascenso batiendo al Gimnástico de Tarragona.
La campaña del recreíno se rubricó con catorce goles y el Betis, con 51 puntos, ascendiendo a primera. Actuó una temporada en primera. “No jugué tanto porque tuve problemas con el técnico”, dijo y aclaró que las diferencias
surgieron por un pedido del DT para que adoptara la nacionalidad española y así no ocupara la plaza de extranjero. Entonces, fiel a sus raíces, se negó y emprendió el regreso, acabando con ello su aventura europea.
Como el libro de pases estaba cerrado en Uruguay, en septiembre del ‘75 recaló en el campeón argentino River Plate, que acababa de romper una sequía de 18 años sin títulos. “Hablé con Luisito Artime para recomendarle a un amigo que nada tiene que ver con el fútbol y él se enteró que tenía el pase libre; entonces hizo los contactos y así llegué”.
Sin jugar, festejó el título del Nacional ‘75 y luego hizo la pretemporada en Necochea, en donde sufrió un tirón. En un equipo pleno de estrellas que conducía Ángel Labruna, tuvo muy pocas oportunidades de actuar. “Estuve solo ocho meses y alcance a jugar un único partido (7 de marzo del ‘76 ante Gimnasia y Esgrima La Plata, en el Monumental y por el Torneo Metropolitano). River tenía un equipazo, estaban Fillol, Passarella, Perfumo, Mas... y era muy difícil jugar”.
Se aproxima el final
A mediados del ‘76 se fue de River y se trasladó a Tucumán para jugar en Atlético, que dirigía un amigo y antiguo compañero de Nacional, Luis Artime. “Mi paso por Tucumán no fue positivo. La hinchada era complicada y los dirigentes, según los comentarios, le pagaban para que insulte a los jugadores.... No tengo buenos recuerdos”.
Jugó hasta fin de año y retornó a Uruguay, a su viejo amor: Nacional. “En el ‘77 regresé a Nacional. Luis Cubilla era el técnico y me pidió, y allí estuve hasta 1980, cuando en una concentración discutí con Dellacha (que era el DT) y decidí irme. Si me hubiera quedado, a los 20 días llegó Martín Mugica para hacerse cargo del equipo, y podría haber ganado otra vez la Libertadores y la Intercontinental”.
Su historia prosiguió en Rampla Juniors, en la segunda división “oriental”. Era 1981. “Estaba Garisto como técnico y salimos campeones invictos. La campaña fue bárbara, pero me fui porque me debían plata. Luego jugué en Central Español y en equipos del interior”.
Hasta que a los 36 años y militando en El Tanque, un equipo en el que actuó gratis junto a Julio Montero Castillo -”fuimos por amistad”-, dijo basta. El punto final de su carrera llegó, luego de que un compañero de equipo le recriminara que “estaba robando plata”. Una ofensa que caló hondo en “Palito”, y significó el adiós definitivo al fútbol. Corría el año ‘83.
En Uruguay conoció a Teresita Real, su esposa desde 1971 y con quien tiene dos hijas: Fabiana y Luciana. Se afincó en el barrio Balle y hoy disfruta de sus nietos, uno de los cuales -Matías Tosetto- juega en Nacional (baby fútbol) y Welcome (básquetbol).
Todos los años se da una vuelta por el pago, donde se reencuentra con los afectos, su familia y viejos amigos como “Lucho” Romero, Antonio y Víctor Morales, “Porteño” Ponce, “Gallina” y los mellizos “Chano”, entre otros, y despunta el vicio dándole a la redonda.
“A Recreo no lo cambio por ningún lugar del mundo. Allá tengo a mi madre, a mi hermana Cuqui, a mis amigos, y si me dieran a elegir entre conocer cualquier país o ir a Recreo, siempre me quedaría con Recreo”. Una expresión sincera de amor por sus orígenes. Una descripción íntegra de su personalidad. Así es Juan Carlos Mameli, un futbolista que inscribió su nombre y el de Catamarca con letras de oro. Simplemente... “Palito”.
Ariel Herrera
Diario El Ancasti, 3 de diciembre de 2001
Desde su espigado físico y enorme capacidad para llegar a la red, “Palito” Mameli es un referente para el fútbol de Catamarca. Y sin exagerar, es el mejor delantero que dio estas tierras.
De cabeza, de derecha o izquierda, eludiendo rivales o cazando certeramente algún balón perdido en el área rival. No había problemas para que llegara al gol. Todos los caminos eran válidos y sabía explotar al máximo su estirpe de goleador. Y con este rótulo, trascendió las fronteras de su Recreo natal y dejó su sello inconfundible en Córdoba, Uruguay y en el viejo continente, en España.
Hoy vive en Montevideo, donde se convirtió en ídolo, pero con el recuerdo siempre fresco de su pago y de sus seres más preciados. Ésta es su historia.
De Recreo a Jesús María
Nació en Recreo, departamento La Paz, el 5 de marzo de 1946, y desde su infancia unió lazos con el fútbol. A los cinco años, “Palito” seguía muy de cerca a sus tíos Ricardo, “Potolo”, “Toto” y Alberto, que le pegaban seguido a la redonda.
Después, Mameli empezó a jugar oficialmente en el Instituto Central Norte Argentino a los trece años. “No había liga y jugábamos amistosos con equipos de barrios de aquella época, como Unión Sportiva y San Martín, y con rivales de Frías (Santiago del Estero), San Antonio y San José”.
La recomendación de un comerciante, que se deslumbró por sus condiciones, lo llevó a la ciudad de Jesús María, en Córdoba, para alistarse en el club Falucho.
Con sólo 15 años y acompañado de dos coterráneos y compinches del fútbol, Eladio “Cucú” Santillán y René “Pelado” Moreno, “Palito” viajó religiosamente durante tres años en tren para defender sus nuevos colores.
A pesar de la oposición de don Daniel, su padre, “como era chico, no quería que viajara solo”, recuerda el “As”, y del apoyo de doña Ofelia, su madre, la rutina se repetía todos los sábados y luego de cada partido del domingo emprendía el regreso a casa.
Eran viajes extensos y agotadores, que se redituaban con una ciudad vibrando al ritmo de sus actuaciones. En la capital de la doma, “Palito” se destacaba partido a partido y cumplía con su cuota goleadora.
Se estaba convirtiendo en figura, y la red, empezaba a ser su más fiel compañera. Sólo contaba con 18 años y su fama llegó hasta la “docta”.
Con el parche de “pirata”
El primer contacto con el fútbol de Córdoba capital se dio en Racing, en el año 64’. “Palito” tuvo una prueba y conformó con lo que mejor sabía hacer: goles. Sin embargo y sorpresivamente, no fichó. “Hice una práctica y anduve bastante bien, pero el presidente de Falucho me dijo que no iba a quedar y lo tuve que aceptar”.
Pero la revancha no tardaría en llegar. Y a fines de ese año su destino futbolístico se cruzó con un grande cordobés: Belgrano. El catamarqueño participó de un cuadrangular nocturno, que se jugaba en Instituto, y con la receta del gol llenó los ojos del DT Augusto Fumero. Esa noche empezó a gestarse un romance con el “pirata”.
En Alberdi, su nombre es sinónimo de idolatría. Durante cuatro temporadas, el recreíno aportó su efectividad en la red y Belgrano festejó tres títulos en la Liga Cordobesa. El último, posibilitó jugar el certamen Clasificación -que se adjudicó invicto- y luego el Regional, para llegar al Nacional de clubes 68’.
El equipo tuvo una participación discreta, finalizando 10mo. sobre 16 participantes, pero cumplió sus mejores actuaciones en Buenos Aires. Empató con el Racing de Pizzuti y venció a “Los Matadores” de San Lorenzo y a Estudiantes de La Plata, reciente campeón del mundo.
El saldo de “Palito”: ocho tantos para Belgrano en torneos organizados por AFA, incluidos Nacionales y Regionales.
“Fueron cuatro años muy lindos y una experiencia realmente divina. Ganamos todo y ante Talleres, que eran partidos bravos, tenía la suerte de hacer goles”.
La gloria en el tricolor
En diciembre de 1968, Nacional de Uruguay compró su pase a Belgrano en la friolera de doce millones de pesos. Y directo desde Córdoba, sin escalas, cruzó el Río de La Plata. “En un partido ante San Lorenzo, por el Torneo Nacional, hice dos goles y un dirigente uruguayo me preguntó si quería jugar en Nacional. Le dije que sí, pero todo en tono de broma. En el vestuario les conté a mis compañeros y todos nos reímos”.
Luego de una traicionera lesión - ”cuando llegué en enero, me lesioné y estuve cinco semanas sin jugar”-, su debut se produjo en marzo del ‘69. Por esos días corrió la versión de que los uruguayos querían contratar en realidad a la “Pepona” Reinaldi y se confundieron. “Reinaldi es rubio y yo negro; además cuando jugaba, la ‘Pepa’ era suplente. Así que era imposible que se confundieran”.
“Palito” se codeó con la gloria y alcanzó su esplendor futbolístico en un superequipo, que constituía la base de la selección “charrúa”. Estaban Luis Ubiña, Montero Castillo, Luis Cubilla, Víctor Espárrago, Ildo Maneiro y Ancheta, además del brasileño Manga y el argentino Luis Artime. “Con Luisito somos muy amigos; como goleador fue un grande, pero como persona es excelente. Hace un mes estuvo en casa con su señora. Con Montero Castillo somos como hermanos, y todavía me encuentro con Masnik, Mujica...”.
Los títulos empezaron a llegar, junto con el reconocimiento de la hinchada. Cuatro títulos del campeonato uruguayo (1969, 1970, 1971 y 1972), dos Copas Montevideo Internacional (1969 y1970) y una Copa Ciudad de La Plata (1971).
A esto incorporó el título de máximo artillero de la temporada 1972 con veinte anotaciones y se instaló como octavo goleador histórico de la entidad con 156 tantos. Como si esto fuera poco, se ganó a la hinchada “tricolor” convirtiéndole cinco goles al “odiado” Peñarol, sobre 25 clásicos que disputó.
“En mi primer clásico con Peñarol hice dos goles y eso me ayudó a ganarme a la hinchada. En Nacional no importaba que hiciera 50 goles, lo importante era anotarle a Peñarol”.
Tiempo de cosecha
El broche de oro llegó en el ‘71, con la obtención de la Copa Libertadores. La ruta a la gloria empezó en los 4.000 metros de La Paz (Bolivia) ante Chaco Petrolero, con Mameli conquistando un gol. Con Estudiantes de la La Plata, Nacional definió el título en un tercer partido disputado en Lima, tras caer en La Plata y vencer en Montevideo (1 a 0 en ambos casos). Con tantos de Espárrago y Artime (2-0) se consagró campeón de América. “Siempre recuerdo que cuando regresamos de Perú, tras ganarle la final a Estudiantes, había una cantidad impresionante de gente esperándonos en el aeropuerto y en las calles”.
Un éxito que prestigió a Nacional y al delantero recreíno, y que se prolongó con la Intercontinental, que sufrió el Panatinaikos griego que dirigía “Pancho” Puskas. En El Pireo 1-1 y en Montevideo 2-1, con tres goles de Artime.
Para el ‘72, la vidriera de títulos se agrandó con la Interamericana ante el Cruz Azul de México. “Viví cuatro años muy lindos, los mejores como futbolista. Desde el 69’ hasta el 73’ ganamos absolutamente todo”.
Este buen momento de Mameli llevó a que fuera tentado por Etchamendi para nacionalizarse uruguayo y que juegue por la selección. Pero, el reemplazo del técnico por Bagnulo, que priorizó a Fernando Morena, dejaría trunca esta chance.
Europa y River, la cereza de la torta
Sus goles cotizaron y el siguiente destino en su ascendente carrera fue el Viejo Continente. Llegó al Betis de España en la temporada 73-74, en la reapertura de las fronteras para los jugadores extranjeros. “Estábamos con Nacional de gira por Grecia cuando se hizo el pase, y arreglé con el Betis para jugar en la B de España. La Liga era poderosa y se armó un equipo para ascender. Llegaron Eduardo Anzarda que estaba en el Real Madrid, Esnaola de la Real Sociedad y Biosca que luego jugó en la selección”.
“Palito” asumía como propio el desafío “bético” de regresar a primera división, y el técnico húngaro Szusza, lo colocó junto al gigante Aramburu armando una potente dupla de ataque.
Luego de un comienzo titubeante, al igual que el equipo, Mameli se afianzó y se convertiría en el terror para las defensas rivales. Lo sufrió el Sevilla, el eterno rival de la ciudad, en el Villamarín y por 3-0.
“Cuando debuté en el primer clásico convertí dos goles”. La extensa temporada tuvo se premio el 23 de mayo del ‘74, cuando el verdiblanco se aseguró el ascenso batiendo al Gimnástico de Tarragona.
La campaña del recreíno se rubricó con catorce goles y el Betis, con 51 puntos, ascendiendo a primera. Actuó una temporada en primera. “No jugué tanto porque tuve problemas con el técnico”, dijo y aclaró que las diferencias
surgieron por un pedido del DT para que adoptara la nacionalidad española y así no ocupara la plaza de extranjero. Entonces, fiel a sus raíces, se negó y emprendió el regreso, acabando con ello su aventura europea.
Como el libro de pases estaba cerrado en Uruguay, en septiembre del ‘75 recaló en el campeón argentino River Plate, que acababa de romper una sequía de 18 años sin títulos. “Hablé con Luisito Artime para recomendarle a un amigo que nada tiene que ver con el fútbol y él se enteró que tenía el pase libre; entonces hizo los contactos y así llegué”.
Sin jugar, festejó el título del Nacional ‘75 y luego hizo la pretemporada en Necochea, en donde sufrió un tirón. En un equipo pleno de estrellas que conducía Ángel Labruna, tuvo muy pocas oportunidades de actuar. “Estuve solo ocho meses y alcance a jugar un único partido (7 de marzo del ‘76 ante Gimnasia y Esgrima La Plata, en el Monumental y por el Torneo Metropolitano). River tenía un equipazo, estaban Fillol, Passarella, Perfumo, Mas... y era muy difícil jugar”.
Se aproxima el final
A mediados del ‘76 se fue de River y se trasladó a Tucumán para jugar en Atlético, que dirigía un amigo y antiguo compañero de Nacional, Luis Artime. “Mi paso por Tucumán no fue positivo. La hinchada era complicada y los dirigentes, según los comentarios, le pagaban para que insulte a los jugadores.... No tengo buenos recuerdos”.
Jugó hasta fin de año y retornó a Uruguay, a su viejo amor: Nacional. “En el ‘77 regresé a Nacional. Luis Cubilla era el técnico y me pidió, y allí estuve hasta 1980, cuando en una concentración discutí con Dellacha (que era el DT) y decidí irme. Si me hubiera quedado, a los 20 días llegó Martín Mugica para hacerse cargo del equipo, y podría haber ganado otra vez la Libertadores y la Intercontinental”.
Su historia prosiguió en Rampla Juniors, en la segunda división “oriental”. Era 1981. “Estaba Garisto como técnico y salimos campeones invictos. La campaña fue bárbara, pero me fui porque me debían plata. Luego jugué en Central Español y en equipos del interior”.
Hasta que a los 36 años y militando en El Tanque, un equipo en el que actuó gratis junto a Julio Montero Castillo -”fuimos por amistad”-, dijo basta. El punto final de su carrera llegó, luego de que un compañero de equipo le recriminara que “estaba robando plata”. Una ofensa que caló hondo en “Palito”, y significó el adiós definitivo al fútbol. Corría el año ‘83.
En Uruguay conoció a Teresita Real, su esposa desde 1971 y con quien tiene dos hijas: Fabiana y Luciana. Se afincó en el barrio Balle y hoy disfruta de sus nietos, uno de los cuales -Matías Tosetto- juega en Nacional (baby fútbol) y Welcome (básquetbol).
Todos los años se da una vuelta por el pago, donde se reencuentra con los afectos, su familia y viejos amigos como “Lucho” Romero, Antonio y Víctor Morales, “Porteño” Ponce, “Gallina” y los mellizos “Chano”, entre otros, y despunta el vicio dándole a la redonda.
“A Recreo no lo cambio por ningún lugar del mundo. Allá tengo a mi madre, a mi hermana Cuqui, a mis amigos, y si me dieran a elegir entre conocer cualquier país o ir a Recreo, siempre me quedaría con Recreo”. Una expresión sincera de amor por sus orígenes. Una descripción íntegra de su personalidad. Así es Juan Carlos Mameli, un futbolista que inscribió su nombre y el de Catamarca con letras de oro. Simplemente... “Palito”.
Ariel Herrera
Diario El Ancasti, 3 de diciembre de 2001
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