Alejandro Ruzo, un político y dirigente ambateño, protagonizó el “parto” que dio nacimiento a la actual Asociación del Fútbol Argentino, en 1934. Presidió la última entidad del fútbol amateur.
La investigación bibliográfica, y la sana lectura, nos sorprenden a cada paso. ¡Quién hubiese imaginado que un catamarqueño tuvo el honor de influir en el destino del fútbol grande de Argentina!
El doctor Alejandro Ruzo, senador nacional por Catamarca enrolado en la Unión Cívica Radical Antipersonalista entre 1925 y 1934, fue ese privilegiado comprovinciano. No sólo eso, sino que en su breve período al mando de la Asociación Argentina de Football (AAF) en 1934 su firma selló uno de los acuerdos más trascendentales de la historia del devenir de este popular deporte: el fin de la era Amateur en el fútbol nacional y -nada menos- el nacimiento de la actual Asociación del Fútbol Argentino (AFA). El hallazgo está documentado en Historia del fútbol amateur en Argentina, de Jorge Iwanczuk, y en los propios archivos de la AFA.
Este acuerdo fue firmado el 3 de noviembre de 1934 entre Alejandro Ruzo, presidente de la última entidad amateur (la AAF), y el titular de la flamante Liga Argentina de Fútbol (LAF) Tiburcio Padilla, cerró un capítulo de 43 años de amateurismo marrón, de “amor a la camiseta”; y abrió paso a un fútbol diferente, rentado. Por cierto, Padilla –médico especializado en Semiología- resultó elegido como el primer presidente de la AFA y Ruzo quedó en el olvido colectivo de los argentinos.
Según está relatado en el libro Iwanczuk, en 1931 había dado inicio el Profesionalismo en el fútbol moderno, llevándose a los clubes más poderosos a la Liga Argentina. No obstante, los clubes que aún se resistían a dejar la competencia amateur permanecieron en la Asociación Argentina.
Es interesante conocer el proceso que derivó en la fusión: “Cada una organiza sus campeonatos y copas, efectúa sus propias salidas amistosas y representa al país a su manera (la participación en el Mundial de 1934 le pertenece a la Asociación pues es la que posee la afiliación a la FIFA) pero a poco de andar se vislumbra que son los amateurs los que perdieron el tren: el dinero y mayor poderío económico les produce importantes vacíos en sus filas, puestos que no pueden ser fácilmente llenados y cuando lo son nuevamente se vacían, estadios que no se presentan colmados, giras que no pueden realizarse por falta de medios (…)
Cuatro años dura la escisión que tanto afecta la marcha del deporte. En 1933 –con la proximidad del Campeonato Mundial- comienzan los acercamientos para que los amigos se den la mano. Se crea el Consejo Nacional del Deporte que se entrega a la tarea de lograr la unión. Finalmente, en 1934, vuelve la paz: ricos y pobres se sientan en la misma mesa aunque para algunos la comida es de Segunda. Sólo un club, Sportivo Barracas, uno de los grandes del Amateurismo, se resistió a esta fusión. No concebía la unión en aras del Mundial. Probablemente, sus elementos tampoco vieron con agrado las mieles que prometía el Profesionalismo. Fue la voz más importante que se levantó para detener un tiempo que avanzaba inexorablemente.
Con esta fusión la Liga, que agrupaba a los clubes más poderosos, logra su objetivo de conseguir la representación nacional de nuestro fútbol, aunque no llega a tiempo para insertar a sus elementos más destacados en el representativo que viaja a Italia. Asimismo, de esta nueva ordenación surge la actual Asociación del Fútbol Argentino y se impone el Profesionalismo”.
Por otra parte, el complejo escenario político-partidario que se tramó luego del golpe militar de 1930 y el advenimiento de la Década Infame, pusieron de manifiesto las influencias políticas de Ruzo y su familia, que consiguieron importantes espacios de poder apoyando al gobierno conservador. En ese orden, la actividad de este político como representante del pueblo de la provincia en el Congreso Nacional por nueve años, lo llevó a negociar intereses propios y extraños. Es, precisamente, respondiendo a la necesidad de ocupar y proteger espacios ganados por el Antipersonalismo que fue designado como presidente de la AAF.
Genealogía
El doctor Alejandro Ruzo provenía de una tradicional familia de la alta sociedad local. Jurisconsulto, publicista, profesor universitario y senador nacional, falleció en 1939, cinco años luego de aquel célebre acuerdo con Padilla. Como senador se recuerda su proyecto de ley sobre la propiedad horizontal en 1928, que luego fue modificado sustancialmente, entre otros.
Alejandro era hijo de Benedicto Ruzo Acuña (diputado nacional por Catamarca entre 1860 y 1861, abogado y escritor) y de Eloísa Rivas. Y era nieto de don Gregorio Ruzo y Clara Acuña (una de las hijas del último gobernante español en Catamarca, don Francisco de Acuña). En esa misma línea familiar, también estaba su tío Eusebio Gregorio Ruzo Acuña, dos veces gobernador de la provincia.
Textos: Carlos Gallo
Foto: Gentileza Archivo Histórico de Catamarca
Fuentes consultadas:
“Historia del fútbol amateur en Argentina”, de Jorge Iwanczuk • ISBN 950-43-4384-8
“Repercusiones políticas en Catamarca de los golpes militares de 1930 y 1943”, monografía de Carlos H. Ibáñez y Luis A. Alvero.
lunes, 21 de febrero de 2011
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